Se jugaron sus vidas para salvar las de otros en situaciones de máximo riesgo. Tal es así, que casi todos sufrieron problemas físicos o sicológicos. Pero, a pesar de todo, están orgullosos de haber cumplido con su trabajo, más allá de que el día 20 vayan a recibir en el teatro de Gáldar un reconocimiento oficial. "Lo que hice volvería a hacerlo". Juan Diego Suárez ha sido reconocido con dos menciones por otras tantas actuaciones. En la primera, porque paró con su cuerpo una moto de gran cilindrada que ya sin conductor iba a atropellar a una niña. "Al principio perdía la noción". Los hechos sucedieron durante las fiestas del barrio de Tegueste de Gáldar, cuando las celebraciones de un piloto terminaron con una moto desbocada que despidió a su conductor y se dirigía al grupo de gente que allí se había reunido. Al ver el peligro, Suárez Ortiz se puso delante, llevándose el impacto. Pensaron que podía tener hundidas las costillas, pero sólo tenía magulladuras que le duraron cerca de 20 días.Y, en la segunda ocasión, junto a su compañero también premiado Eladio Dávila se arrojó el 31 diciembre en La Punta para tratar de rescatar a un hombre que se había caído al mar y a su hijo que se lanzó a ayudarlo. "Nadamos entre 400 y 500 metros, y el peor que estaba era el padre, con hipotermia y había tragado mucha agua, mientras a su hijo trataba de mantenerlo a flote casi sin fuerzas ya. Llevaban media hora dentro". Después de amarrarlos, y debido a que las condiciones del lugar impedían sacarlos, esperamos media hora al helicóptero que los rescató".Su compañero Yunay Pérez se arrojó a un estanque para auxiliar a una mujer, que ya estaba semisumergida. "Me costó sacarla por el fango que había acumulado en el estanque", dice este joven buceador aficionado, que admite que tragó mucha agua para poder hacer su trabajo. "La mujer me fue a buscar, me agradeció el gesto y me dijo que me quería pagar. Le dije que no, pero me trajo una planta y me dijo que era para que me acordara cada vez que la regara. Al poco tiempo se murió, y llamé a mi casa para que la quitaran porque fue muy trágico".José Antonio Suárez también se arrojó a un estanque para sacar a un hombre, que luego fallecería en el centro de salud. "Estaba ya hundido y vi algo que parecía una pelota. Lo saqué, y me impactó, y volví a hundirlo, y enseguida volvía a sacarlo. Cuando ya lo saqué vomité. En mi conciencia queda que lo saqué vivo, aunque la satisfacción no es total". Pero no es su única acción de riesgo ya que en 2001 rescató a varias personas en un incendio con peligro de explosión de las bombonas. "Estuve ocho meses en tratamiento sicológico; me despertaba con calambres en el pecho". A pesar de recibir el reconocimiento del Pleno en aquel momento, nunca se le entregó."Estoy muy orgulloso de tener a profesionales de esta calidad bajo mis órdenes", dice su jefe, Juan Olivares, que valora la concesión de estos premios por todos los méritos contraídos.
Ortega Smith-Molina, VOX
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Hace 2 años